En México, cerveceros artesanales llaman a un mercado libre


Los cerveceros artesanales planearon su revolución en un bar estilo clandestino que evocaba la era de la Prohibición en Estados Unidos.
Su objetivo se percibía igualmente subversivo: nada menos que la transformación de la cultura de México, amante de la cerveza, en una que no solo apetezca los sabores suaves de Corona o Dos Equis y otras lagers, sino la riqueza de las stouts, el cuerpo oscuro de las dobles maltas y el sabor amargo de las India pale ales.
Por encima de todo, ellos querían que los bebedores tuvieran opciones ante los monopolios que dominan la venta de cervezas en México. "Por la Cerveza Libre", dicen.
"Escoger lo que consumimos basados en nuestros gustos, es una selección libre, un derecho fundamental de todo ser humano", escribieron en un manifiesto que apareció en noviembre en una página en Facebook, con información sobre dónde comprar las cervezas mexicanas artesanales.
Más de 1.000 entusiastas de la cerveza han firmado su pedido en la internet en respaldo, dice el portal del grupo en la web.
El grupo de unos 12 cerveceros planea además entregar certificados a bares y restaurantes que ofrezcan a la clientela una selección variada de cervezas.
¿Quién habría dicho que un cervecero pasaría tanto trabajo en un país que, al igual que Alemania, es casi sinónimo de cerveza? ¿Un país donde las cervezas ligeras son a veces transformadas en bebidas de sabor fuerte con salsa picante y limón?
Sin embargo, dos consorcios gigantes, Grupo Modelo y Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, determinan lo que pueden beber millones de personas. Los competidores les acusan de requerir "acuerdos exclusivos" que prohiben que bares, restaurantes y tiendas pequeñas de abastos vendan los productos de la competencia.
El grupo de cerveceros de veinteañeros y treintañeros que compone el movimiento "Por la cerveza libre" dice que fue inspirado por el movimiento de cervezas artesanales en Estados Unidos, donde las compañías gigantes que producen Budweiser y Miller dominan el mercado.
El grupo ha lanzado en Guadalajara uno de los mayores festivales de cerveza en América Latina y abrió una serie de bares en esa ciudad, en Puerto Vallarta, así como en la capital del país, que son además tiendas para vender sus creaciones.
Llamado El Depósito, el bar en un elegante barrio capitalino, con sus paredes de ladrillo desnudo, da un toque mexicano a los brebajes.
Una barleywine de Cervecería Cucapa es añejada en barriles de tequila. Malverde, una cerveza Pilsner estilo norteamericano producida por Cervecería Minerva, lleva el nombre de Jesús Malverde, un legendario bandido de principios del siglo XX venerado por muchos pobres y narcotraficantes.
Jesús Briseño, de 33 años y pionero de los cerveceros artesanales mexicanos, fundó Cervecería Minerva hace siete años en Guadalajara.
Todo comenzó, dice, luego que se tomase un semestre libre de la universidad para estudiar en el Instituto Siebel de Tecnología y Academia Mundial de Cervecería de Chicago. Inspirado por la explosión de microcervecerías en Estados Unidos, Briseño regresó a México con el sueño de abrir su propia cervecería artesanal.
"Yo pensé que lo mismo exactamente iba a suceder en México", dijo.
Luego de llevar sus cervezas a varios bares en la ciudad y recibir elogios, decidió lanzar su negocio.
"Empezamos a confrontar todos esos monopolios y contratos de exclusividad", dice Briseño.
Grupo Modelo y Cuauhtémoc Moctezuma datan de generaciones, iniciadas por familias industriales mexicanas en los siglos XIX y XX y transformadas en gigantes transnacionales.
Grupo Modelo es 50% propiedad de Anheuser-Busch InBev, productora de Budweiser. Cuauhtémoc Moctezuma fue adquirida en 2010 por Heineken. Entre las dos firmas producen decenas de marcas, incluyendo Dos Equis, Negra Modelo, Corona, Sol, Tecate y otras.
Helking Aguilar Cárdenas, un alto funcionario de la Asociación Nacional de la Industria de Discotecas, Bares y Centros de Espectáculos, dijo que hay una razón poderosa para que esos establecimientos firmen contratos de exclusividad con los grandes cerveceros: dinero.
Normalmente, las compañías ofrecen efectivo y líneas de crédito a cambio de la exclusividad para vender sus cervezas y colocar anuncios en los establecimientos, dijo. Todo ello se basa en volumen de ventas.
Grupo Modelo y Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma alegan que el mercado está abierto a la competencia.
"El mercado mexicano está abierto y, como en muchos países, las cervezas artesanales han experimentado un buen crecimiento en años recientes", afirmó Grupo Modelo en una declaración a The Associated Press. Cuauhtémoc Moctezuma expresó en un comunicado que el mexicano "es un mercado dinámico, que evoluciona constantemente e incorpora nuevas tendencias".
"La existencia de un mercado libre en el que el consumidor tiene una gran variedad de opciones es vital para nuestra actividad", acotó.
En 2006, una dependencia del gobierno dictaminó que Grupo Modelo había incurrido en actividades monopólicas al firmar acuerdos de exclusividad con sitios que vendían cervezas embotelladas. La empresa apeló con éxito el fallo.
Un informe del Banco Mundial de 2009 halló que, a raíz de las tácticas legales empleadas por las grandes empresas de México, "el sistema regulatorio no tiene credibilidad ni representa una amenaza al comportamiento de los grandes intereses comerciales". El informe citó específicamente a Grupo Modelo como ejemplo.
Los legisladores mexicanos aprobaron el 28 de abril normas que buscan reforzar las leyes antimonopólicas.
Iván Franco, economista de Euromonitor International, dijo que el tamaño y la historia de las dos cerveceras gigantes de México hacen que le resulte difícil a las pequeñas empresas ser competitivas.
"Hay un alto nivel de tecnología y economías de escala que tienen que atender primero", manifestó Franco. Un factor clave, agregó, es que las grandes empresas tienen amplias redes de distribución.
Andrés Cruz, que abrió con varios hermanos la Cervecería Pública Condesa en 2009, dice que dejará de depender de una red de distribución y abrirá un bar y cervecería para vender su producto directamente al consumidor.
"La cerveza es el trago más democrático que hay", dijo Cruz. "Es accesible en todo sentido, en sabor y en precio"


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